Cuauht'e9moc o 'e1guila que desciende
SU NOMBRE DERIVA DEL NAHUATL "CUAUTLI = AGUILA Y TEMOC = QUE BAJA" SE PUEDE TRADUCIR COMO "EL AGUILA QUE DESCIENDE"
Cas'f3 en 1520 y es el segundo marido de Isabel de Moctezuma
Hijo de Ahuizotl y descendiente de Nezahualc'f3yotl, Cuauht'e9moc recibi'f3 el poder sin ceremonias, apenas se sacrificaron algunos prisioneros que quedaban de la Noche Triste.
Con los pueblos aliados, principalmente Tlaxcala, los espa'f1oles sitiaron Tenochtitlan. Cuauht'e9moc defendi'f3 heroicamente su ciudad, sin 'e9xito. Finalmente 'e9l y los sobrevivientes se refugiaron en Tlatelolco durante tres meses.
Rechaz'f3 todas las propuestas de paz que le hiciera Cort'e9s, y ya derrotado se embarc'f3 con su familia y los principales en una piragua, pero fue capturado por Garc'eda Olgu'edn.
Cort'e9s lo envi'f3 a Coyoac'e1n, pero se le encarg'f3 el cuidado de su ciudad. Mir'f3 por la salida de los sobrevivientes, y orden'f3 la reparaci'f3n delacueducto de Chapultepec.
Acusado 'e9l y Tetlepanquetzal, se'f1or de Tacuba, de esconder el tesoro del gobierno mexica, fueron atormentados con aceite hirviendo sobre suspies. Como nada se obtuvo con eso, los retiraron del sitio, pero Tetlepanquetzal no lo resisti'f3 y muri'f3 en poco tiempo.
Cuauht'e9moc se repuso con los a'f1os, pero en 1525 durante una expedici'f3na las Hibueras, fue acusado de conspiraci'f3n contra Cort'e9s, y luego deuna investigaci'f3n no muy clara, fue sentenciado a muerte, hecho que pareci'f3 extremo y err'f3neo a la Corona, a la Corte de Castilla y hasta alos mismos soldados.
Antes de morir ahorcado en una ceiba, dijo a Cort'e9s: "!Oh, capit'e1n Malinche!, D'edas hab'eda que yo ten'eda entendido y hab'eda conocido en tus falsas palabras que en esta muerte me hab'edas de dar; pues yo no me la di cuando me entregu'e9 en mi ciudad de M'e9xico, 'bfpor qu'e9 me matas sin justicia? 'a1Dios te lo demande!"
Actuaci'f3n durante la Conquista
Cuauht'e9moc se dio a la tarea de reorganizar el ej'e9rcito mexica, reconstruir la ciudad y fortificarla para la guerra contra los espa'f1oles, pues supon'eda que 'e9stos regresar'edan a pelear contra los mexicas. Envi'f3 embajadores a todos los pueblos solicitando aliados, disminuyendo sus contribuciones y aun elimin'e1ndolas para algunos.
Los espa'f1oles regresaron un a'f1o despu'e9s de haber sido expulsados y con ellos ven'eda un contingente de m'e1s de cien mil aliados ind'edgenas,1 la mayor'eda de ellos tlaxcaltecas, hist'f3ricamente enemigos de los mexicas.
Despu'e9s de sitiar Tenochtitl'e1n por 90 d'edas,2 el 13 de agosto de 1521, los espa'f1oles, que eran comandados por Hern'e1n Cort'e9s, lo capturaron en Tlatelolco.
Derrota, huida y captura.
La canoa en la cual hu'edan de Tenochtitlan 'e9l, su familia y sus m'e1s allegados guerreros, fue alcanzada por un bergant'edn espa'f1ol piloteado por Garc'eda Holgu'edn. Cuauht'e9moc exigi'f3 ser llevado ante "Malinche" (as'ed llamaban a Cort'e9s los mexicas, que es un t'e9rmino patron'edmico de Malintzin su concubina ind'edgena).3 4
Una vez en su presencia, se'f1alando el pu'f1al que el conquistador llevaba al cinto, le pidi'f3 que lo matara con 'e9l, pues no habiendo sido capaz de defender su ciudad y a sus vasallos, prefer'eda morir a manos del invasor. Este hecho fue descrito por el propio Hern'e1n Cort'e9s en su tercera carta de relaci'f3n a Carlos I de Espa'f1a:
.."lleg'f3se a mi y d'edjome en su lengua que ya 'e9l hab'eda hecho todo lo que de su parte era obligado para defenderse a s'ed y a los suyos hasta venir a aquel estado, que ahora hiciese de 'e9l lo que yo quisiese; y puso la mano en un pu'f1al que yo ten'eda, dici'e9ndome que le diese de pu'f1aladas y le matase"...
Tercera carta de relaci'f3n, Hern'e1n Cort'e9s5
De acuerdo al cronista Francisco L'f3pez de G'f3mara:
.."Cuauht'e9moc entonces ech'f3 mano al pu'f1al de Cort'e9s, y d'edjole: "Ya yo he hecho todo mi poder para me defender a m'ed y a los m'edos, y lo que obligado era para no venir a tal estado y lugar como estoy; y pues vos pod'e9is agora hacer de m'ed lo que qusierdes, matadme, que es lo mejor"..
Historia de la Conquista de M'e9xico6
Bernal D'edaz del Castillo, en su Historia verdadera de la conquista de la Nueva Espa'f1a, describi'f3 el suceso de la siguiente forma:
.."Se'f1or Malinche: ya he hecho lo que soy obligado en defensa de mi ciudad y vasallos, y no puedo m'e1s, y pues vengo por fuerza y preso ante tu persona y poder, toma ese pu'f1al que tienes en la cinta y m'e1tame luego con 'e9l". (y el mismo Guatemuz le iba echar mano d'e9l)
Historia verdadera de la conquista de la Nueva Espa'f1a7
De la importancia que los espa'f1oles concedieron al prendimiento de Cuauht'e9moc, Tlatoani mexica, da idea la disputa entre Garc'eda Holgu'edn y Gonzalo de Sandoval por atribuirse el m'e9rito de la captura, que ya ve'edan reflejada en sus escudos de armas, como lo estuvo la cabeza de Cuauht'e9moc, seg'fan Madariaga, en el escudo del propio Cort'e9s.
El tormento
Leandro Izaguirre, El suplicio de Cuauht'e9moc (1893).
A Cort'e9s no le interes'f3 en ese momento la muerte de Cuauht'e9moc. Prefer'eda utilizar ante los mexicas su dignidad de Tlatoani, ahora subsidiaria del emperador Carlos V y del propio Cort'e9s. As'ed lo hizo con 'e9xito, aprovechando la iniciativa y el poder de Cuauht'e9moc para asegurar la colaboraci'f3n de los mexicas en los trabajos de limpieza y restauraci'f3n de la ciudad. En los cuatro a'f1os que siguieron, la administraci'f3n codiciosa por parte de los espa'f1oles, la desconfianza en Cort'e9s, y los temores del propio Cort'e9s, le llevaron repetidamente a tomar decisiones indignas y finalmente le llevaron a aprobar el tormento y la muerte del 'faltimo tlatoani azteca.
Primero fue el tormento, surgido de la codicia del oro: Bernal D'edaz del Castillo, en su Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva Espa'f1a9 narra detalladamente c'f3mo cundi'f3 la desconfianza entre los espa'f1oles, al desmentir tercamente la realidad sus so'f1adas riquezas. El oro que hab'edan obtenido en total (83 200 castellanos) no era suficiente para repartir de forma satisfactoria entre toda la tropa espa'f1ola, por lo que iniciaron suposiciones por parte de los mandos para obtener m'e1s oro. Algunos espa'f1oles juzgaron que despu'e9s de la Batalla del Canal de los Toltecas, los aztecas hab'edan recuperado el bot'edn y lo hab'edan echado a la laguna o lo hab'edan robado los tlaxcaltecas o bien los propios soldados espa'f1oles. De ah'ed que fueran los oficiales de la Real Hacienda, y sobre todo el tesorero Juli'e1n de Alderete, y no Cort'e9s, que se limit'f3 a consentirlo, los que ordenaran -Bernal D'edaz y L'f3pez de G'f3mara as'ed lo argumentan10 - el tormento de Cuauht'e9moc y Tetlepanquetzaltzin. De acuerdo a los libros de D'edaz del Castillo, L'f3pez de G'f3mara y las acusaciones hechas a Cort'e9s posteriormente en su juicio de residencia coinciden en que fueron torturados moj'e1ndoles los pies y las manos con aceite y quem'e1ndoselos.11 Seg'fan Bernal, Cuauht'e9moc confes'f3 que cuatro d'edas antes "que le prendiesen lo echaron en la laguna, as'ed el oro como los tiros y las escopetas que nos hab'edan tomado a la postre a Cort'e9s, y fueron a donde se'f1al'f3 Guatemuz a las casas en que sol'eda vivir", de donde los espa'f1oles sacaron "de una como alberca grande de agua un sol de oro como el que nos dio Montezuma".11
Fuentes posteriores atribuyeron a Cuauht'e9moc sin respaldo alguno un estoicismo pleno mostrado por Cuauht'e9moc en ese trance. El libro escrito por L'f3pez de G'f3mara refiere que el "se'f1or" que le acompa'f1aba en la tortura le pidi'f3 permiso para hablar y cesar el tormento, a lo que Cuauht'e9moc le mir'f3 con ira y lo trat'f3 con desprecio dici'e9ndole: 'absi estaba 'e9l en alg'fan deleite o ba'f1o'bb.12 Una novela hist'f3rica escrita por Eligio Ancona en 1870 populariz'f3 la variante "'bfEstoy yo acaso en un lecho de rosas?".13
Tormento de Cuauhtemoc (nota)
Aplic'f3se el tormento al emperador de los Mexicanos y sufri'f3le en su
compa'f1'eda el se'f1or de Tlac'f3pam, pariente y amigo suyo: ungi'e9ndoles los pi'e9s y las
manos con aceite, exponi'e9ndoseles despu'e9s a fuego manso. Cuauhtemoc soport'f3 en
silencio y con gran dignidad aquel martirio; pero lleg'f3 un momento en que el
se'f1or de Tlac'f3pam, no pudiendo ya contenerse, lanz'f3 un gemido d'e9bil y volvi'f3 el
rostro hacia su soberano. Cuauhtemoc le mir'f3 con altivez y despu'e9s de haberle
contemplado un momento le dijo; 'a1 Hombre de poco coraz'f3n! 'bf estoy yo acaso en
alg'fan ba'f1o o deleite ? El se'f1or de Tlac'f3pam desmay'f3 en el tormento y prometi'f3
hacer revelaciones.{Los historiadores contempor'e1neos dicen que Cort'e9s y
Alderete, avergonzados y admirados de la energ'eda de Cuahutemoc, suspendieron el
tormento}
Tras el episodio de la tortura, Cuauht'e9moc qued'f3 tullido y coje'f3, las heridas de Tetlepanquetzaltzin fueron peores.14 El doctor Crist'f3bal de Ojeda fue quien cur'f3 las heridas al tlatoani. A'f1os m'e1s tarde el m'e9dico declar'f3, durante el juicio de residencia de Cort'e9s, que en el incidente se dio tormento a Cuauht'e9moc "quem'e1ndole los pies e las manos".15 El huey tlatoani vuelve sorprendentemente a su papel de noble mexica respetado y bien tratado, pero cautivo, cuyo prestigio y autoridad utiliza Cort'e9s para el gobierno de los vencidos.
Como todos los s'fabditos reci'e9n conquistados, se intent'f3 convertirlo al cristianismo, pero solo lo consiguieron hasta el d'eda que le dieron muerte.16 Si seguimos a H'e9ctor P'e9rez Mart'ednez, su nombre cat'f3lico habr'eda sido el de Hernando de Alvarado Cuauht'e9moc; otras fuentes citan s'f3lo el de Hernando o Fernando. Los conversos recib'edan el nombre de los padrinos, y P'e9rez Mart'ednez supone que los de Cuauht'e9moc fueron el propio Hern'e1n Cort'e9s y Pedro de Alvarado.
Don Fernando Cortes Moctezuma Guichilihuitl (as'ed fue bautizado)}
Solemnemente triste fue Cuauht'e9moc. Un d'eda un grupo de hombres blancos se abalanz'f3 hasta 'e9l; y mientras que el Imperio de tal se sorprend'eda, el arcabuz llenaba de huecos el broquel. Preso qued'f3; y el Indio, que nunca sonre'eda, una sonrisa tuvo que se deshizo en hiel. -"'bf En d'f3nde est'e1 el tesoro ?" --clam'f3 la vocer'eda--; y respondi'f3 un silencio m'e1s grande que el tropel ... Lleg'f3 el tormento... Y alguien de la imperial nobleza quej'f3se. El h'e9roe d'edjole, irguiendo la cabeza: -"'a1 Mi lecho no es de rosas !"- y se volvio a callar. En tanto, al retostarle los p'edes chirriaba el fuego, que se agitaba a modo de balbuciente ruego, 'a1porque se hacia lenguas como queriendo hablar!
Expedici'f3n a las Hibueras y muerte de Cuauht'e9moc
En 1524, Cort'e9s emprende viaje a las Hibueras (Honduras), en busca de uno de sus capitanes, Crist'f3bal de Olid. No es un viaje de rescate, sino de persecuci'f3n: Cort'e9s tiene constancia de que Crist'f3bal de Olid puede haberse confabulado con su viejo enemigo, el gobernador de Cuba Diego Vel'e1zquez, para poblar, conquistar y sobre todo obtener oro u otras riquezas en el sur, ignor'e1ndolo a 'e9l. Sabe Cort'e9s que Crist'f3bal de Olid lo traiciona, de la misma forma en que 'e9l traicion'f3 seis a'f1os antes a Diego Vel'e1zquez.
La expedici'f3n, enorme y cortesana, incluye desde ministriles (m'fasicos de viento de la 'e9poca) hasta m'e9dico y cirujano, pasando por suntuosas vajillas y cuberter'edas, y una piara que cierra la comitiva, para asegurar el avituallamiento. El contingente militar es, como ocurri'f3 a lo largo de la conquista, m'e1s ind'edgena que espa'f1ol, y en esta expedici'f3n m'e1s azteca que tlaxcalteca o de otros pueblos. No es de extra'f1ar por tanto que en la expedici'f3n viajen varios notables aztecas, seguramente como mandos militares de esa tropa, y posiblemente tambi'e9n como embajadores y facilitadores de las relaciones con los pueblos de la ruta: Cuauht'e9moc y Tetlepanquetzal son dos de ellos.
Una vez m'e1s, el miedo har'e1 que Cort'e9s tome una decisi'f3n indigna, criticada por sus soldados seg'fan nos cuenta D'edaz del Castillo. Tras un a'f1o de viaje, y en un momento cr'edtico para la expedici'f3n le llegan rumores de que Cuauht'e9moc est'e1 conspirando en contra de los espa'f1oles, decidido a atacarlos. Seg'fan Cort'e9s, un tal Mexicalcingo, ("Ciudadano honrado de esta ciudad de Temixtitlan" escribe Cort'e9s a Carlos V, aclarando adem'e1s que tras su bautizo se llama Crist'f3bal) se dirigi'f3 al capit'e1n espa'f1ol para narrarle una larga, y un tanto fantasiosa, historia de conspiraci'f3n de Cuauht'e9moc, que se iniciar'eda con el asesinato de Cort'e9s, continuar'eda con la rebeli'f3n contra los espa'f1oles en todo el pa'eds, y terminar'eda con el bloqueo de M'e9xico... "hecho esto, pondr'edan en todos los puertos de la mar recias guarniciones de gente para que ning'fan nav'edo que viniese se les escapase". No se sabe si Cort'e9s magnific'f3 en su quinta carta de Relaci'f3n el alcance de la conspiraci'f3n, para justificar la ejecuci'f3n una vez consumada. El hecho es que sinti'e9ndose vulnerable, decidi'f3 mandar ahorcar a Cuauht'e9moc y al cacique de Tacuba, Tetlepanquetzal, que volvieron a encontrarse ante el verdugo. Esto ocurri'f3 el 28 de febrero de 1525, en un lugar del estado de Campeche perteneciente a la provincia maya de Acal'e1n identificado con el nombre de Taxah'e1 (en el actual municipio campechano de Candelaria).17 El cadalso debi'f3 ser una ceiba, 'e1rbol sagrado de los mayas. Hab'edan pasado cuatro a'f1os desde el fin del sitio de Tenochtitlan, y quiz'e1 los mismos desde que se tortur'f3 quem'e1ndoles los pies a los caciques a los que ahora se ejecutaban.
Tanto las fuentes espa'f1olas (Bernal D'edaz) como las indias cuestionan los motivos aducidos por Cort'e9s. Seg'fan Prescott, el propio Mexicalcingo neg'f3 posteriormente haber narrado la historia de la conspiraci'f3n tal como la reflej'f3 Cort'e9s en su quinta carta al emperador.
Fernando de Alva Ixtlilx'f3chitl, un historiador mexicano del siglo XVII, avala la realidad de la conspiraci'f3n. Diego L'f3pez de Cogolludo relata en su obra "Quauhtemoc confes'f3 ser as'ed, como los dem'e1s lo hab'edan dicho; pero que no fue 'e9l principio de aquella consulta, ni sabia si todos fueron en ella 'f3 se efectuar'eda, porque 'e9l nunca tuvo intenci'f3n de salir con ello, que solo hab'eda pasado la conversaci'f3n referida, Sin m'e1s probanzas, dice Bernal Diaz, que D. Hernando Cort'e9s mand'f3 ahorcar 'e1 Quauhtemoc, y al se'f1or de Tacuba, que era su primo; pero la Historia General de Herrera dice, que fue dada sentencia mediante proceso jur'eddico, y sentenciados 'e1 ahorcar Quauhtemoc, Couanoctzin y Tetepanquetzal."
..estando para ahorcar al Quauhtemoc, dijo estas palabras: "O capitan Malinche, dias ha que yo tenia entendido, 'e9 habia conocido tus falsas palabras: que esta muerte me habias de dar, pues yo no me la d'ed, cuando te entregaste en mi ciudad de M'e9jico; porque me matas sin justicia?"...
Conquista de Yucat'e1n, Diego L'f3pez de Cogolludo.18
Cuauht'e9moc es uno de los personajes m'e1s reconocidos por los mexicanos como h'e9roe nacional. En todos los rincones de M'e9xico su nombre se usa en toponimia y onom'e1stica, y su imaginada efigie aparece en monumentos, que hacen alusi'f3n a su coraje en la derrota, al pedir la muerte por el pu'f1al de Cort'e9s, o en el tormento, al reclamar estoicismo a sus compa'f1eros de tortura. El 28 de febrero de cada a'f1o, la bandera mexicana ondea a media asta en todo el pa'eds, recordando la muerte del pr'f3cer. A partir del siglo XIX su figura fue usada con fines nacionalistas, teniendo m'e1ximo ejemplo en la inauguraci'f3n del Monumento a Cuauht'e9moc obra de Miguel Nore'f1a durante la dictadura de Porfirio D'edaz.
El poeta mexicano Ram'f3n L'f3pez Velarde lo designa como el joven abuelo de M'e9xico, y lo califica como 'fanico h'e9roe a la altura del arte.