Ana Bustillos Romero

• General Notes
  • La tradición ha conservado el recuerdo de Doña Ana Bustillos como el de una mujer de reconocido valor, de temple de acero, enérgica. Su vida se desarrolló en lucha constante con el medio. En realidad le tocó vivir en pleno período de la Guerra de Independencia.
    
    De ella se dice que en viajes por la región de Barlovento, donde la familia poseía haciendas y esclavos, acostumbraba pasar ríos a nado, pegada a la cola del caballo.
    
    Entre Bustillos y García ha existido siempre una atracción tan notable que en el curso de varias generaciones se mezclan unos a otros con tanta insistencia que llama la atención.
    
    Tradiciones de familia refieren que Doña Ana al quedar viuda, busca la protección del hermano Don Lorenzo Bustillos, dueño de vidas y de ricas posesiones ubicadas en el Cantón de Río Chico. Entres esas vidas está la de Manuel García Albornoz, margariteño, de estatura mediana, contextura delgada, zambo, persona de confianza del amo, de comprobada honradez. Sin embargo, falta el respeto al amo y mantiene relaciones con Doña Ana, en quien tiene una hija que dan por nombre Aurelia.
    
    Este inesperado acontecimiento llena de vergüenza a Don Lorenzo Bustillos, quién se ve obligado a ignorar la existencia de la hermana, a prescindir de los servicios de Manuel, comprado por él, al tratante Albornoz y a quién el bautizó García al conocer el apellido de su progenitor, el Pbro. García de Porlamar. No volvió jamás a Clarines. No le perdonó a su hermana elección tan inusitada, tan fuera de lo normal.
    
    Doña Ana Bustillos además de Aurelia, tiene otra hija, Wuintila, con Don Francisco Manuel Medina. Doña Wuintila Bustillos convive con Manuel García Ramírez y tienen descendencia.