Alberto Otero Torrealba

• General Notes
  • Alberto Otero nació en Zaraza, población del Estado Guárico, pero ahora pertenece a ese mundo fantástico de la cuenca del Unare, donde vivió la mayor parte de su vida y donde su nombre ha pasado a ser un personaje de leyendas. Sus hijos hacen de el una descripción interesante: “Era un hombre alto y grueso, color trigueño claro, barrigón - no había franela que le sirviera - pesaba nueve arrobas, nadaba parado y nadando pasaba el río Unare con un saco de maíz en la cabeza”. “Era un hombre de a caballo, buen amansador. Arriesgado, no le temía a nada, ni a nadie. Ni las noches oscuras, ni la creciente desbordada del río Guere, ni los rugidos del tigre, cuyas huellas habíamos visto en esos mogotes, de las orillas del Unare, lo detenían.” “Era un hombre de otro tiempo, de una época en que solo los más fuertes sobrevivían. Sano y robusto por naturaleza, yo creo que lo ayudaba mucho su carácter, porque era campechano y jovial. Optimista, para el nada se hacía difícil. Se levantaba de madrugada y para todo le alcanzaba el tiempo. Cuando comenzaba el verano y bajaba el volumen de las aguas del río Unare, iniciábamos la pesca del tigrito en las pozas más hondas, que quedaban caso siempre frente al paso del Hato El Palmar. Yo recuerdo una vez que la pesca fue tan abundante, que Alberto Otero cambió un caballo por ochocientos tigritos. Fue un buen negocio porque el caballo nos fue muy útil durante varios años”.
    
    Al contraer matrimonio con su segunda esposa: Obdulia Cabrera, Alberto Otero se establece a orillas del río Guere, mejor dicho cerca del paso del río Guere, a poca distancia de la desembocadura de este en el río Unare, y allí vivieron casi treinta años dedicados a las faenas agrícolas y la cría. Alberto Otero fue el primero en establecerse en ese sitio, donde otras familias de campesinos de la región se establecieron después,