Celedonio Apodaca

• General Notes
  • DON CELEDONIO APODACA
    Manuel Soto Arbeláez
    
    El apellido Apodaca es toponímico del país vasco, España. Existe allí una pequeña y antigua villa con ese nombre. Está ubicada a 11 Km. en la vía que conduce de Vitoria-Gasteiz a Bilbao; sin embargo, algunos historiadores y genealogistas han afirmado que el apellido es de origen italiano; otros que es aborigen de la zona suroeste del territorio norteamericano de los estados de Texas, Nuevo México, Nevada y Arizona, debido a que aparece repetidamente en ciudades y zonas rurales de esos estados. De hecho son muchos los amerindios norteños que lo portan con timbre de orgullo.
    
    En México existe una ciudad eminentemente turística de tamaño intermedio que lleva el nombre Apodaca. En el estado de Baja California está ubicado el municipio Celedonio Apodaca, en homenaje epónimo a un dirigente sindical y social que por más de 40 años luchó por los más desposeídos; pero en estas cortas líneas nos ocuparemos del Celedonio Apodaca, primero del nombre que aparece en los archivos eclesiales de Chaguaramal de Perales -la actual Zaraza, en el estado Guárico, Venezuela-; en efecto, en el censo o matrícula que hace el cura de esa aldea en 1788 el núcleo urbano tenía 28 casas donde vivían 211 habitantes. En un sitio cercano llamado “La Loma” residía don Celedonio Apodaca con su mujer doña Luisa Vargas Machuca del Peral, hija ésta de don Francisco Vargas-Machuca y de Fabiana del Peral Guedes y Ábila feria. Bajo ese techo estaban criando 4 hijos: Domingo, José,  María de los Dolores y María Feliciana Apodaca y Vargas Machuca del Peral Guedes.
    
    En 1803 don Pedro Vicente Arbeláiz Berroeta del Peral se dirige al obispo de Caracas pidiendo dispensa para casarse con la última de las nombradas. En el documento; que reposa en el Archivo Arquidiocesano de Caracas, Sección Matrimoniales, legajo # 154; el solicitante dice que la pretendida “Es hija de don Celedonio Apodaca, hombre pobre con nueve hijos y los más de ellos mujeres”(..). Los testigos de la causa alegan los mismos argumentos; pero se puede ver que después de 1788 Celedonio tuvo cinco hijos más. Lo cierto es que la dispensa se pide por existir un vínculo de consanguinidad de tercer grado.
    
    En el árbol genealógico que presenta el novio se observa que los pretendientes eran bisnietos del matrimonio habido en Lezama -1720-, entre don Carlos del Peral Velasco Cabello de la Parra y doña María-Rosalía de la O Guedes Ábila Feria y del Barrio. La dispensa fue concedida con la condición que “la novia no esté en posesión del que la pretende”(..). De esta unión nació María Eugenia Arbeláiz Apodaca quien casó con don Rosalino Ron Machado, (segundas nupcias para éste), teniendo dos hijas: Jesusa María Ron Arbeláiz c. 1853 con Miguel de Armas Maderero y a Delfina Ron Arbeláiz c. 1865 con Mariano López-Méndez Martel descendiente, por vía colateral, del generalísimo don Francisco de Miranda precursor que fue de la independencia hispanoamericana.
    
    A pesar que en legajo consultado se dice que don Celedonio Apodaca era un hombre de escasos recursos, la verdad  es que en 1788 tenía dos esclavos y en esa época quien los tuviera era persona acomodada -well to do, como dicen los gringos-. En Zaraza no hay más registros de los descendientes Apodaca debido a que el pueblo y su iglesia fueron quemados en los sucesos de Mayo de 1816 en el fragor de la guerra de la independencia. Los libros comenzaron a llevarse de nuevo a partir de finales de 1829 con la llegada a la aldea de Chaguaramal de Perales del doctor José Vicente Polacre Burgos, pariente éste de los generales Monagas Burgos, de Aragua de Barcelona, futuros presidentes de Venezuela. Polacre inicio los trabajos de la reconstrucción del templo quemado en 1816. En 1835, cuando la visita pastoral de monseñor doctor Ramón Ignacio Méndez de la Barta, dignísimo Arzobispo de la Provincia de Caracas, la iglesia todavía estaba a medio hacer.